sábado, 20 de enero de 2018

"Todo para el pueblo pero sin el pueblo"

En un chiste acerca de la Revolución Francesa, en el que dos rollizos nobles, intelectuales de la Ilustración, con su peluca empolvada, contemplan la toma de la Bastilla desde el balcón de su palacio y observan a la multitud, atropellándose en una manifestación popular llena de voces, bieldos y escarapelas tricolores, gritando: "¡Libertad, igualdad, fraternidad!" y cantando el "Allons enfants de la Patrie" de La Marsellesa. Uno de los nobles dice al otro: "Realmente, todos mis valores e ideas son solidarios con los de esta gente, pero, la verdad, hay tanta polvareda y empujones ahí abajo, que prefiero participar desde mi balcón".
El chiste nos invita a una reflexión sobre las élites directivas en las organizaciones y sobre su capacidad real de cambiar, aprender, contactar y comunicarse con el resto de personas para ejercer el auténtico liderazgo que se espera de ellas.
Algo tan simple que la naturaleza humana esta siempre dispuesta a olvidar es la realidad de que ellos son solo una parte de la organización, una parte clave, quizás la más importante; pero en definitiva solo eso, una parte y no la totalidad.
Esta idea se vio fuertemente reflejada en España durante el gobierno de Carlos III, un mandato que corresponde en líneas generales, a la tendencia política que conocemos como Despotismo Ilustrado, entonces vigente en muchos países de Europa.  También se le suele llamar despotismo benevolente o absolutismo ilustrado; y a quienes lo ejercen, dictador benevolente.
Esta idea partía del concepto de estado absoluto, del papel del gobernante como benefactor de su pueblo, a través de una monarquía omnipotente. La política en beneficio del país, pero sin contar con él; según el axioma “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

original aquí.
En parte, la política de Fernando VI y Ensenada ya correspondía con tal definición, pero fue durante el mandato de Carlos III el auge de los ministros ilustrados, que pretendían introducir cambios en la vida política sobre todo en lo que apela a la producción industrial, comercio y agricultura. A pesar de ello, no eran revolucionarios: querían un Estado económicamente fortalecido, mientras que el estado de bienestar de su población era su objetivo secundario.

martes, 9 de enero de 2018

El oro y el caos -Kwasi Kwarteng

El Oro y el Caos: quinientos años de imperialismo, deudas y derrumbes,es un libro como bien define su propio autor, "del dinero". Del oro, del papel, del paso de uno a otro, de ese complicado ente que llamamos "economía y  de su relación con la caída de los imperios.
Es una línea de continuidad entre guerras, deudas y fluctuaciones; entre formas de pagar, de pedir prestado, de financiarse y de invertir.


Está escrito por Kwasi Kwarteng, este gran autor nació en Londres en 1975, de padres ghaneses, estudió historia en la universidad de Cambrige, y desde 2010 es miembro de Parlamento Británico.
Antes, trabajó como analista financiero y es autor de varios libros sobre historia económica siendo este el primero ene ser traducido a español.
El libro queda perfectamente estructurado en cuatro partes; la primera de ellas, el establecimiento del orden abarca desde el 1500 con la abdicación de Carlos V, como se produjo ese gran descubrimiento del tesoro de nuevo mundo que acabó derivando en una tremenda inflación para la corona española mientras Francia e Inglaterra luchaban por ser la principal potencia de las finanzas modernas (Fundación banco de Inglaterra 1694, Plan Missisippi, Compañías de los mares de Sur), y como la City de Londres se convirtió en el "Banco del Mundo", en el centro de un imperio financiero gracias a protagonistas como Keynes , además de como esa expansión coincidió con el auge de sus colonias, EEUU.

La segunda parte titulada Las Consecuencias de Armagedón, comienza explicando la caída de Londres y de su bolsa, y como se estableció ese inesperado comienzo de la Guerra en 1914. En este momento Nueva York eclipsó a Londres como banquero del Mundo, debido a grandes errores llevados a cabo como Churchill y su intención de la recuperación del valor de la antigua Libra respecto del dolar. Una vez finalizada la guerra, hace gran hincapié en el gran error que fue el Tratado de Versalles y esas indemnizaciones a Alemania que supusieron esa Hiperinflación de 1922.
Continua con el Crack del 29, esa gran depresión en EEUU provocada por la considerable expansión crediticia durante los años 20.

El tercer bloque del libro, Paz: el nuevo orden del dólar, transcurre desde el comienzo de la II GM, de la necesaria aparición de nuevas formas de financiación y la generosidad de EEUU en un claro ejemplo de "egoísmo ilustrado" (Plan Marshall, Paradoja de Triffin). A pesar de sus derrota en la guerra el libro relata esa espectacular recuperación económica impulsada por su propias políticas, pero bajo el control y la influencia norteamericana en todo momento.Este tercer capítulo finaliza con la retirada imperial, como Estados Unidos comenzó a mirar más por su intereses propios, destaca el presidente Nixon.

El último y cuarto capítulo del libro narra aproximadamente desde el 1973, con la aparición de ese nuevo "arma" del petroleo cuyo impacto todos conocemos en el día de hoy. En este ambiente surgen pensamientos como el de Callaghan sobre la recesión, destituido por Thatcher, que junto como el presidente Reagan se sostuvieron al patrón oro y redujeron la inflación en ambos países. El libro finaliza con personajes característicos del último siglo como Helmut Kohl o Papantoniou, la visión de futuro de Europa con la creación de una nueva moneda, el impulso de china durante este nuevo siglo y las últimas crisis financieras en Grecia, Irlanda o Portugal.

                                                                         original aquí